Son las seis de la mañana... Y tengo un sueño que me caigo. Fray Damián me lo ha notado y me ha hecho señas de que escribiendo no me dormiré, y procuraré con más facilidad, tener los ojos abiertos... Y sin más preámbulo que un Avemaría, he cogido papel y pluma y me dispongo a escribir.
Llevo con hoy en el monasterio ocho días justos, en los cuales he tratado de sujetarme en lo posible a la Regla, y por ahora lo que sí puedo decir es que tengo mucho sueño... A las siete de la tarde me acuesto, y con la gracia de Dios me duermo enseguida. A la una me despierta un dolor de riñones, pues no es colchón de plumas precisamente sobre lo que duermo; cambio de postura a la una, como digo, y cuando ya parece que estoy otra vez dormido... ¡zás!, la campana que me dice que son las dos y que tengo que bajar a Maitines... No lo dudo ni un minuto, ni un segundo; me pongo las zapatillas y el abrigo, pues duermo vestido, me lavo un poco la cara, y con el pensamiento puesto en Dios, y el corazón alegre, bajo las escaleras del noviciado a toda velocidad y entro en la iglesia donde mi Dios está en el Tabernáculo, esperando a sus monjes para que empiecen a cantar sus alabanzas... Y una vez allí, en el coro de una abadía cisterciense, medio centenar de hombres comienzan cantando las palabras del ángel a María: «Ave María, gratia plena, Dominus tecum».
Yo creo que en ese momento la Reina del cielo ha de mirar a sus hijos con ternura, y el mismo Dios se recreará en María... Bien vale, pues, la pena de levantarse a las dos y pasar un poco de sueño.
Pues tenía razón Fray Damián, se me ha quitado el sueño. ¡Dichosa naturaleza!, qué guerra das, pero espero que con la ayuda de Dios te he de sujetar, y te he de domar; para eso no necesito más que una cosa que es constancia y oración..., y seguramente, sin que yo me de cuenta, al cabo de cierto tiempo ya no tendré tanto sueño como ahora, pero qué le vamos a hacer..., también los apóstoles se durmieron en el Huerto, y dejaron a Jesús solo..., y eso que eran apóstoles, conque qué no haré yo, que soy un pobre pecador.
23 de enero de 1934 - martes
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