Cubierto con la capucha
nuestro Hermano Rafael
sigue siendo en todo aquel
que por Dios suspira y lucha.
Siempre atento y a la escucha
de un dulce silbo interior
que le transporta al amor
y le deja en Dios sumido
con el gozo presentido
de saberse del Señor.
Sólo Dios te basta y sobra
y es tu entera plenitud
llenándote de quietud
como vaso que se sobra.
Tu espíritu en Dios recobra
la paz que no puede dar
el mundo, y es tu pensar
un pensar de llama ardiente
que se torna viva y fuente
de un continuo borbotar.
Porfirio Martínez G.
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